Algunas veces, algunas de mis amigas que me dicen: "yo me quiero casar pero no quiero para nada una boda a lo grande, con 200 invitados". Pues muy bien, ¿y cuál es el problema? No existe ningún manual, ninguno, que explique cómo tiene que ser una boda. Las bodas tienen que ser como quieran los novios.

Laura y Jordi se casaron el pasado 7 de junio en una preciosa ceremonia íntima, en Cal Monjo, en el municipio de Vallcebre, Barcelona, una acogedora casa rural rodeada de jardines y con vistas a las montañas. Al enlace asistieron 10 invitados, los padres, hermanos, abuelas y los perritos de la pareja, de hecho, la perrita Kala fue la encargada de llevarles los anillos. Qué envidia me da, porque realmente el entorno y el tipo de boda se presta a compartir este día tan especial con las mascotas. Cosa que yo no pude hacer. Así que ya por ese lado, a mi me parece una boda perfecta. 

La novia llevaba un bonito vestido suelto y con cinturón de Érase Una Vez, también muy acorde con el ambiente; peinada y maquillada por Al Son De Un Pincel, con make up muy suave y un medio recogido muy favorecedor en trenza cascada. Los zapatos una alpargatas muy indicadas para caminar por el jardín de Alpargatas Luz Martín y como broche final, un precioso ramo rústico de lavanda elaborado por las wedding planners Sweet Wedding Planners, que se encargaron también de toda la decoración de la ceremonia, el aperitivo y el banquete, que fue en el porche de piedra de la casa. Os enseño algunas de las fotos de esta boda tan especial. Son de Laia Ylla Foto.