París es maravillosa. Recuerdo la primera vez que la pisé. Mi marido y yo éramos novios y fue de nuestros primeros viajes juntos. Fuimos un fin de semana y nos enamoramos de la ciudad (y también un poco más de nosotros). Años más tarde volví por trabajo y hace unos meses, con mi ya marido. Y una vez más volví a comprobar que, como me pasa con Nueva York, cuando vuelves a una ciudad en la que ya has estado, la disfrutas más, de forma diferente. Las primeras veces siempre son un poco estresantes. Quieres verlo todo y no eres capaz de apreciar los detalles, los momentos. Pero luego, cuando ya has visto, te dedicas a vivir la ciudad. Eso es justo lo que hicimos esta vez, vivir París.
Fuimos en un tren de alta velocidad de Renfe - SNCF desde Barcelona. A mí me da miedo volar (aunque lo hago) y los aeropuertos (y todo el proceso desde que sales de casa hasta que subes al avión) me agobian soberanamente. Son algo más de 6 horas de trayecto que se pasan volando. El tren es comodísimo y para alguien como yo, muy bucólico y romántico; porque mientras viajas vas viendo el paisaje del Sur de Francia.
Me resulta muy gracioso cuando escucho a alguien decir la frase: "esta se ha operado la cara" o "esta se ha operado los labios". Y entonces me imagino a los cirujanos con las máquinas de constantes y los bisturís, abriendo en canal las mejillas o la boca de alguien. Y me entra la risa. Sinceramente, creo que en los tiempos que estamos ya, es muy cateto hablar así, ¿no os parece?
Algo que me encanta de las redes sociales es descubrir nuevos lugares para ir a comer, en diferentes ciudades, y, sobre todo, en la mía propia. Aquí os dejo algunos de mis restaurantes favoritos en Barcelona. Gracias al #CosmetikTrip13, pude incorporar a la lista cuatro restaurantes más, esta vez en Madrid, que os quiero recomendar porque me encantaron. Os cuento por qué.