Todo comenzó en el cumpleaños de un amigo y cinco años después llegó el ¡Sí Quiero!. Hasta sonaron las campañas de la Catedral de Segovia. 

Así empezaba el camino hacia el altar de Lucía y Gonzalo, una boda llena de detalles DIY: las invitaciones, el sello de boda, paquetitos de lágrimas de felicidad, un kit de emergencia para los baños, una candy bar, etiquetas para el champagne, bengalas para la entrada de los novios, un libro de firmas con una impresora de fotos, washitape y una máquina de escribir y lo que a mí me tiene absolutamente alucinada desde que lo vi, un globo aerostático como photocall. ¡Impresionante!

A la iglesia llegaron en coche de caballos y luego se trasladaron a la finca Aldea Santillana, un caserío maravilloso con cuadras. Y los invitados debían conseguir sitio en la mesa con un "rasca y gana".

Amenazaba lluvia y, al final apareció, pero eso no irrumpió la celebración. Lucía se puso sus botitas rojas de agua y a seguir con la fiesta. La novia vestía un modelo de Rosa Clará, velo de Aire Barcelona y zapatos de Menbur.

Esta boda olía a hortensias, paniculata, lilas, peonias y rosas, incluso en el ramo de la novia, en el que prendía una medalla en recuerdo de la abuela de Lucía. Y como quería sorprender a sus invitados tomaron clases de swin para bailar el "Under my skin" de Frank Sinatra, aunque al final, fueron las amigas de la novia las que los sorprendieron a ellos con una flash mob durante la cena.

No os perdáis esta boda llena de detalles a través de las fotos del fotógrafo de bodas Will Marsala Wedding Photography.