Soy miope. Desde que tenía 8 años (quizás menos). Toda la vida la recuerdo llevando gafas. Soy a las que la han llamado 'gafotas' y 'cuatro ojos'. A los 16 años mi madre me llevó a la óptica y me hicieron mis primeras lentes de contacto, y desde entonces llevé lentillas. No veo sin gafas o sin las lentillas; no puedo ir por la calle sin ellas porque no veo nada; no reconozco a nadie y es una gran molestia. Recuerdo que tenía amigas que también tenían que llevar gafas y no lo hacían porque, según parecía, con gafas no estabas guapa. Y me preguntaban cuando íbamos por la calle: ¿qué pone ahí? Nunca lo entendí. Yo no podía, no podía ver la vida así, borrosa.
Pero hubo un momento, no lo recuerdo con exactitud, quizás en mis años post universidad, que empecé a recuperar el cariño por mis gafas y a olvidarme de las lentillas. Tanto que hoy se han convertido en uno de mis complementos favoritos que uso a diario. Me encantaría tener un montón de modelos para combinar con todo lo que me pongo: de todos los tamaños, colores, formas... el universo 'monturas gafas de ver' es impresionante. Me vuelvo loca cada vez que paso por una óptica.
Hace unas semanas, en la terraza del precioso Hotel Casa Bonay, y que os recomiendo mucho si venís a Barcelona, pude conocer la última colección en sol y graduadas de una marca de la que soy asidua, y con la que me habéis visto ya en mis redes sociales, Neubau Eyewear. De entre todos los modelos, en los que más me fijé fueron en los de gafas graduadas, concretamente los de acero inoxidable, en brillo o mate. Mi favorito, el modelo Frida, con el que me veis en las fotos, que permite combinar un llamativo diseño con la mayor funcionalidad y durabilidad. Resistencia, calidad y tendencia reunidas en unas gafas únicas, que están inspiradas en la década de los setenta, y buscan resaltar la mirada gracias a su fina forma, diseño y su discreto puente. Está disponible en 6 tonalidades preciosas y muy favorecedoras, como la que llevo. Fue muy difícil escoger unas pero al final, después de una hora, lo conseguí, y estoy deseando que me lleguen para ponérmelas con todos mis looks.
Pero hubo un momento, no lo recuerdo con exactitud, quizás en mis años post universidad, que empecé a recuperar el cariño por mis gafas y a olvidarme de las lentillas. Tanto que hoy se han convertido en uno de mis complementos favoritos que uso a diario. Me encantaría tener un montón de modelos para combinar con todo lo que me pongo: de todos los tamaños, colores, formas... el universo 'monturas gafas de ver' es impresionante. Me vuelvo loca cada vez que paso por una óptica.
Hace unas semanas, en la terraza del precioso Hotel Casa Bonay, y que os recomiendo mucho si venís a Barcelona, pude conocer la última colección en sol y graduadas de una marca de la que soy asidua, y con la que me habéis visto ya en mis redes sociales, Neubau Eyewear. De entre todos los modelos, en los que más me fijé fueron en los de gafas graduadas, concretamente los de acero inoxidable, en brillo o mate. Mi favorito, el modelo Frida, con el que me veis en las fotos, que permite combinar un llamativo diseño con la mayor funcionalidad y durabilidad. Resistencia, calidad y tendencia reunidas en unas gafas únicas, que están inspiradas en la década de los setenta, y buscan resaltar la mirada gracias a su fina forma, diseño y su discreto puente. Está disponible en 6 tonalidades preciosas y muy favorecedoras, como la que llevo. Fue muy difícil escoger unas pero al final, después de una hora, lo conseguí, y estoy deseando que me lleguen para ponérmelas con todos mis looks.
También conocimos esa mañana, y que me parece muy interesante, sus primeros modelos producidos con
material orgánico y renovable, el naturalPX, un
lanzamiento que responde al compromiso de la marca con el medio ambiente, y que
supone un antes y un después en la producción de gafas graduadas y de sol. De entre esos modelos, mi prefe es el Valerie, que resalta la feminidad de
la mujer. Un modelo que luce un sutil repunte y detalles de color, que combinan
a la perfección con un entorno urbano y el dinamismo del día a día. Contadme si también sois 'gafitas' como yo :-P
1 comentarios
Lo de salir sin gafas para ligar más era mítico, mis amigas también lo hacían, aunque ese lujo estaba reservado a las afortunadas con una o dos dioptrías, las que teníamos a razón de 8 por ojo sin gafas no habríamos llegado ni al portal. Mi abuela paterna siempre cuenta que cuando mi padre le presentó a mi madre, ya para casarse como se hacía antes, lo que más la sorprendió fue que llevara gafas, mi padre era un hombre guapísimo, con muy buena planta y mi abuela no podía concebir que un hombre tan guapo fuera a casarse con una chica con gafas, que por aquel entonces era el equivalente a fea (y mi madre de fea nada, miope mucho, pero fea no)
ResponderEliminarMuy monas las gafas, por cierto.