Cuando dejé Nueva York, en mi segunda vez en la Gran Manzana, no imaginé que volvería a pisarla tan pronto. De la primera a la segunda pasaron muchos años; así que cuando en verano 2016 mi marido me dijo que tenía unos días en noviembre y que volvíamos a NY... ¡no me lo podía creer! Mi ciudad favorita me esperaba de nuevo y esta vez sólo había pasado un año. Y pensaréis: 'uff qué aburrido otra vez, si ya lo has visto todo y ya lo has hecho todo en NY'. Os equivocáis. Nunca, nunca te acabas Nueva York. De hecho, en mi segunda vez, me dejé algunas cosas por ver y hacer. Os conté mis 20 planes favoritos en Nueva York, mi segunda vez, aquí. He repetido algunos esta tercera pero os aseguro que no es para nado pesado. Y espero que pronto haya una cuarta y volveré seguramente a repetir muchos de los planes que ya os conté y que os cuento hoy, con mis 40 planes favoritos mi tercera vez en Nueva York.
Viajamos desde Barcelona a Lisboa y desde Lisboa a JFK con Tap Portugal. Los vuelos los buscamos siempre con Skyscanner, una web de comparación de vuelos que si no conocéis, tenéis que tenerla muy en cuenta porque podéis encontrar vuelos a muy buen precio; me encanta que puedas ver todos los precios de cada día, de todos los meses y coger el más barato. Hacer escala es un palo pero realmente salía mucho más barato que el vuelo directo; nos ahorrábamos casi 500 euros entre los dos así que respiré hondo y dije: 'venga, pues dos aviones'. Ya sabéis que tengo un poco de miedo a volar. Pero con mis consejos para superar el miedo a volar que os conté aquí lo llevé como pude. Los vuelos costaron unos 400 euros cada billete i/v. Como veis muy bien de precio; es lo que tiene viajar fuera de temporada. También quería deciros que ahora cuando lleguéis a JFK tendréis que pasar el control vosotros mismos, con unas máquinas electrónicas. Es muy sencillo; os van guiando para escanear el pasaporte, vuestras huellas, la retina... una vez terminado el proceso la máquina os dirá si os acepta con un tic o si no os acepta con una cruz. Si el resultado es verde ya podréis marcharos. Si es rojo, no pasa nada, sólo que deberéis pasar por los guardias de aduana y hacer otra vez el proceso
1. Utilizar Uber para desplazaros.
Soy fan de este sistema de chófer privado a través de la app del móvil. Ya sabéis que aquí suelo usar mucho Cabify, pero en NY funciona Uber y es una forma muy cómoda para desplazarse. También es muy económica si escogéis la opción de compartir trayecto. Es decir, quizás cuando el coche os recoge ya hay dos personas dentro que se bajan antes o después que vosotros. O igual estáis solos en el coche y recoge a otras dos personas más. Se comparte el coche y también la tarifa. Quizás a alguien le resulte extraño pero os aseguro que es muy normal. Nosotros cogíamos siempre coche para compartir y a veces nos pasó esto que os cuento y otras veces fuimos solos todo el trayecto. Los coches son comodísimos, limpios, los chóferes amables, educados y discretos... Os lo recomiendo para ir y volver del aeropuerto si no os apetece coger el tren o el autobús.
2. Alojarse en un hotel fuera de Manhattan.
Siempre digo que la primera vez que uno visita NY mola alojarse en Manhattan, aunque los precios son bastante desorbitados. Sí, ya sé que hay gente que encuentra chollos, pero no ha sido mi caso, ni siquiera con Airbnb. Pero si ya habéis visitado esta ciudad más veces, mi consejo es buscar alojamiento fuera de lo que es el centro. Nosotros esta vez estuvimos en el WyndhamGarden Long Island City, pasado el Puente de Queensboro. El hotel está genial, en una zona tranquila, con unas vistas nocturnas preciosas a Manhattan; os aseguro que era una gozada volver al hotel por la noche y admirar las vistas al skyline. El metro está muy cerca, para ir andando, y a pocos minutos del centro de Manhattan. Aún así, el hotel cuenta con un servicio de transfer cada 30 minutos que os llevará a las dos paradas de metro más cercanas. Nosotros andábamos todas las mañanas hasta allí y de camino parábamos en The Mill a desayunar, una cafetería pequeña y monísima, con un café buenísimo (raro en EE.UU.), zumos naturales, bagels y croissants riquísimos... La mejor manera de empezar el día.
3. Ir a la casa de Carrie y ver el edificio de Friends.
Pues sí, dos veces en Nueva York y todavía no me había pasado por la puerta de casa (en la ficción) de la protagonista de una de mis series de cabecera, Sex & The City. Obviamente Sarah Jessica Parker no vive allí (Perry Street 66), sino que la casa tiene a sus dueños que seguro que están cansaditos de que sus escaleras estén siempre llenas de turistas. Tal es así que a pie de escaleras hay una cadena que impide subir para evitar que la gente suba y toque el timbre preguntando por Carrie.
Y para los amantes de Friends, como yo, tenéis que acercaros al West Village, donde encontraréis el edificio en el que se
encontraba el apartamento de Mónica, en la esquina de Bedford St. y Groove St. También lo hice en esta tercera vez.
Era bastante de risa pero todavía no habíamos visto al famoso toro de Wall Street. DiModica creó el Toro en embestida para celebrar la determinación y el espíritu del pueblo estadounidense, especialmente los neoyorquinos, después de la crisis de la Bolsa de Valores de Wall Street en 1986. Sin embargo, los corredores de bolsa la quitaron de allí al día siguiente porque no podían soportar que un toro fuera un regalo de Navidad. No obstante, el gobierno municipal de Nueva York con mucho gusto aceptó el regalo y le encontró una ubicación permanente en Bowling Green, que se encuentra en Broadway, a poca distancia de Wall Street. Eso sí, hacerse una foto junto a él, es casi misión imposible, porque está lleno de gente siempre.
5. Pasar una mañana en la playa de Coney Island.
Coney Island es una península, antaño una isla, en el extremo sur de Brooklyn, con una gran playa sobre el océano Atlántico. Se encuentra a un ratito en metro (podéis utilizar el mismo billete) desde Manhattan y por eso nunca habíamos ido. Estaba lejos. Pero esta vez no quisimos dejar pasar la oportunidad de pasar una mañana paseando por su pier y comiéndonos un rico perrito al sol. Si vais de abril a octubre podréis disfrutar de una feria muy vintage. Yo pensaba que era la de la película Big, pero no. Nosotros fuimos en noviembre y estaba cerrada pero aún así nos encantó. Si os gusta el béisbol, los Brooklyn Cyclones tienen allí su estadio.
6. Ver el musical CATS.
Si me seguís desde hace tiempo sabéis que me hubiera gustado ser actriz y cantante, osea que el musical es mi género. Ir a Nueva York para mí es sinónimo de ir a Broadway a ver uno. Podéis adquirir entradas baratas en las taquillas de TKTS. Podéis acercaros a ver qué entradas tienen descuentos. No todas lo tienen. Hace muchos años, en el colegio, interpreté CATS (yo era Grizabella) y, aunque esta obra no estaba entre las de las taquillas de descuentos, no podía dejar pasar la oportunidad de verla, aunque tuviera que pagar más. Os tengo que confesar que lloré mucho, no porque la obra sea triste (bueno, un poco sí; mi personaje muere), sino porque a mi mente volvieron los recuerdos de hace 23 años, y me vi subida al escenario, cantando y bailando. CATS es un musical compuesto por Andrew Lloyd Webber a partir de la colección de poemas Old Possum's Book of Practical Cats, de T. S. Eliot. Su trama gira en torno a la tribu de los gatos Jélicos durante la noche en que toman "la elección jelical" y deciden cuál de ellos renacerá en una nueva existencia. Entre sus famosas canciones conoceréis el tema Memory, que se ha convertido en un estándar y ha sido versionado por múltiples artistas, entre ellos la genial Barbara Streisand.
7. Ver el espectáculo navideño de las Rockettes.
El año pasado fuimos al Radio City Music Hall a ver este maravillosos espectáculo navideño que podéis ver en Nueva York desde la segunda semana de noviembre a la primera de enero. Y sí, ya lo habíamos visto pero sabíamos que necesitábamos volver a ver el Christmas Spectacular, y ser niños de nuevo, volver a creer en la Navidad (a mi me hace tanta falta eso) gracias a las icónicas bailarinas de principios del siglo XX. Volví a llorar. Tenéis que ir a verlo si vais en esas fechas a la ciudad.
8. Patinar sobre hielo en Bryant Park.
Siiiiii, la vez anterior fue imposible, pero esta vez convencimos a mi maridos (gracias Robert) para patinar sobre hielo en Nueva York, mientras sonaba Sinatra y veíamos el Empire State. En NY podéis patinar en varios lugares, como la pista de hielo del Rockefeller Center o en Central Park. La de Bryant Park es gratuita, sólo tenéis que pagar el alquiler de los patines y la taquilla (consejo: llevad un candado y os ahorraréis esto último). Una experiencia única; no os la perdáis.
9. Vivir un acontecimiento histórico (Elecciones EE.UU.).
Cuando mi marido me dijo que volvíamos a NY y las fechas, nos dimos cuenta de que íbamos a ser muy afortunados, porque íbamos a vivir uno de los acontecimientos históricos en EE.UU.: las elecciones. Tenían lugar al día siguiente de nuestra llegada y por eso nos lanzamos a la calle desde bien temprano a ver y vivir el ambiente. Todo eran cámaras de televisión, periodistas, fotógrafos y mucha, mucha policía. Por la tarde nos acercamos a la plaza del Rockefeller en la que habían desplegado grandes dispositivos mediáticos y estaban emitiendo especiales desde allí (ya sabéis que mi marido y yo somos periodistas). Los nervios y las reacciones de los neoyorkinos nos hicieron vibrar. El resultado, ya lo sabéis. Donald Trump se convirtió, ante el asombro de muchos, en el nuevo presidente de los EE.UU. Esos días me enviasteis muchos mensajes preguntándome cómo lo vivieron los neoyorkinos. Ellos ya os digo que mal, pero también os digo que pensamos muchas veces que EE.UU. es Nueva York, Washington y Los Ángeles. Y no, también está Michigan, Alabama, Tennessee, Illinois, Utah... Y qué sí, mucho mundo libre, mucha libertad pero os aseguro que la América del Norte profunda sigue siendo, en una gran proporción, un país, machista, sexista, homófogo, racista... vamos que "América para los americanos". ¿Me entendéis no?. Unas elecciones no se ganan por casualidad.
10. Ir de shopping a los outlets de New Yersey.
Nueva York y shopping son palabras que van unidas. Nosotros siempre hemos vuelto con algunas compritas en la maleta y hay cosas (como las high marcas) que merecen mucho la pena. En la propia ciudad encontraréis varios outlets pequeños. Nosotros siempre vamos los de New Jersey, donde encontraréis un montón de marcas y picaréis seguro. Consejito: id con una maleta pequeña a comprar; os acordaréis de mí ;-)
11. Asistir a un late night show de televisión.
Mi marido y yo somos periodistas, muchos ya lo sabéis, así que para nosotros, ir a ver un programa en directo en la televisión americana es un plan obligado. Ya lo hicimos la última vez, cuando disfrutamos de El Show de Trevor Noah en directo. Esta vez queríamos ir a ver a Jimmy Fallon pero fue imposible conseguir tickets. Así que fuimos al The Late Show de Stephen Colbert precisamente la noche de las elecciones. Fue súper divertido. Si os apetece este plan, podéis reservar los tickets aquí. Hay muchos programas en los que, con suerte, podréis ver a actores, cantantes...
12. Visitar el Chelsea Market.
Una de las zonas más de moda de NY es el barrio de Meatpacking
district, situado en la parte oeste de Manhattan. En otros tiempos, esta era
una zona bastante degradada de Nueva York, pero gracias a iniciativas como el Chelsea Market o la High Line ha conseguido ponerse de moda. El Chelsea Market, situado en la 9th Avenue con la 15th street,
se encuentra ubicado en una antigua fábrica de Nabisco, en concreto en esta
fábrica fue donde se inventaron las famosas Oreos. En un increíble ejercicio de
rehabilitación, la antigua fábrica se ha convertido en un precioso edificio de
oficinas, y en las plantas más bajas se sitúa el mercado donde puedes comprar todo
tipo de cosas y parar a comer o cenar. Podéis comer antes o después de pasear por las antiguas vías del tren.
13. Coger el ferry de Staten Island.
Seguro que si vais a Nueva York alguien os dirá que toméis el Ferry de Staten Island para ver la Estatua de la Libertad. Nosotros lo hicimos la primera vez que pisamos la Gran Manzana, como buenos turistas primerizos en NY. La segunda vez no, y esta tercera, una mañana, nos apeteció darnos este paseo, que es súper agradable, y así lo hicimos. Es gratuito y podréis conseguir fotos preciosas de la bahía y de Miss Liberty. Una vez lleguéis a Staten Island tendréis que bajar y volver a subir de nuevo para que os lleve de vuelta. No os perdáis tampoco las vistas del skyline.
14. Ir al nuevo edificio Oculus.
El año pasado lo encontramos en obras, pero esta tercera vez ya pudimos maravillarnos con Oculus, una impresionante estación de metro en la zona financiera de Manhattan, que en su día quedó
devastada por el atentado terrorista del 11S, obra del arquitecto Santiago Calatrava, y que a mi me recuerda a la columna de una ballena, y sin embargo para Calatrava es un ojo abierto con sus pestañas, y de
ahí su nombre Oculus. Si sois fans de Calatrava vais a reconocer enseguida al arquitecto en esta obra. Muy al estilo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, o el Puente de Calatrava, en mi ciudad, y con el que precisamente he crecido y cruzado millones de veces, ya que hasta que me casé, vivía muy cerca. Blanco e inmaculado, alberga numerosas tiendas y restaurantes.
15. Comer el mejor sandwich de pastrami en Katz's Delicatessen.
Tiene la fama y os juro que es verdad. Si sois cinéfilos como yo os acordaréis seguro de Cuando Harry Encontró a Sally y de la escena de la cafetería en la que Meg Ryan finge un orgasmo delante de todos los clientes. Me moría por ir y esta tercera vez allí nos plantamos para comer. Este deli se encuentra en el Lower East Side y acaba de cumplir 125 años. Todo el mundo en NY, famoso o no ha pasado por allí. Atienden entre 400 y 4.000 clientes diarios, y venden siete mil
kilos de pastrami semanales. Y como dice su dueño: 'si Sally hubiera probado el
pastrami, no habría tenido que fingir nada'. Y por si os lo estáis preguntando, el pastrami es carne de ternera en salmuera, posteriormente cocinada y cortada muy muy finita en filetes. Tenéis que pediros un sándwich de pastrami (os aconsejo que lo compartáis porque es enoooorme) con pepinillos y patatas fritas. ¡Gloria bendita!
16. Misa Gospel en Harlem.
Imprescindible, aunque no seáis creyentes, si pasáis un domingo en New York, tenéis que acercaros a Harlem a escuchar una misa Góspel. Nosotros lo hacemos desde la primera vez y lo seguiremos haciendo porque es toda una experiencia y puro arte.
17. Comer en Sylvia's
Os aconsejo comer en Sylvia's, un restaurante súper auténtico del que saldréis rodando y que merendéis en Il Caffe Latte, con un buen capuccino y una riquísima porción de tarta.
18. Tomar un buen bruch.
Adoro a quién inventó el Brunch. Ya sabéis que se trata de un intermedio entre el desayuno y la comida; o bien un desayuno potente tardío, o una comida ligera (o no) temprana. En NY hay muchas propuestas y lugares. Nosotros lo hicimos en el Northerm Bell, en Brooklyn, y si estáis por allí os lo recomiendo: café, mimosas, tortitas con fruta, huevos con bacon... ¡Deli!
19. Un buen capuccino y una cupcake en el primer Magnolia Backery.
Mi primera vez en Magnolia Backery fue durante mi segunda vez en NY. Pero esta tercera visité el primero de la ciudad, el de la serie Sex & The City y en el que las chicas hacían cola para conseguir una rica cupcake. No es barato pero un capuccino y una cupcake es imprescindible. Está muy cerca de la casa, en la ficción de Carrie Bradshow.
20. Ver un partido de la NBA con pizza y Coca Cola.
Ya nos estrenamos la segunda vez y esta tercera repetimos. Ver un partido de la NBA es otra experiencia que no os podéis perder aunque, como a mí, no os guste este deporte. Podéis comprar entradas en el propio Madison Square Garden o, como hacemos nosotros, en esta página web aquí en la que podéis encontrar entradas de segunda venta, totalmente legales. Es decir, por ejemplo, alguien que tiene dos entradas para ese día y no puede ir, las pone a la venta más baratas para conseguir recuperar algo de dinero. Como os decía es todo un espectáculo. Os aconsejo cenar allí, con una pizza o perrito y una Coca-Cola o cerveza. ¡A lo yankee!
21. Tomarte una copa en un rooftop con vistazas.
Las terrazas con vistas para tomarse una copa son uno de los grandes atractivos de la ciudad. Esta vez fuiomos al 230 Fifth, uno de los rooftop más guays y desde donde vais a tener unas vistas del Empire chulísimas. También os digo que en primavera o verano resulta más agradable. Nosotros nos helamos un poco de frío (te prestan albornoces) pero aún así valió mucho la pena.
22. Visitar el edificio de las Naciones Unidas.
Si os gusta la historia y la política este edificio os cautivará, por su simbología y por lo que se 'cuece' allí dentro. Se puede visitar pero nosotros no pudimos esta vez. Lo haremos en una próxima seguro.
23. Comerte una haburguesa en The Burguer Joint
Ya os hablé de la que, en nuestra opinión, es una de las mejores hamburguesas de NY y la encontraréis dentro del hotel The Parker Le Meridien, en The Burguer Joint, un antro súper curioso, pequeñísimo y que siempre está llenísimo. No os pongáis vuestras mejores galas porque seguramente acabaréis manchados o con alguna cerveza por encima. Fuimos en nuestra segunda vez y teníamos que repetir. No sé por qué, pero su carne es deliciosa. Acompañadla con patatas fritas y una cerveza.
24. Pasear por Central Pak.
Nueva York en otoño es preciosa y donde lo vais a ver mejor es en Central Park, con esos colores marrones, amarillos y naranjas de los árboles. Vayáis en la época que vayáis visitar el pulmón de NY es súper obligatorio. Pasear, ir en bici, dejarse sorprender por cada rincón. Un lugar ideal para haceros preciosas fotos.
25. Tomar unos gin tonics de happy hour
Pues sí, aprovechad el afterwork neoyorkino para sumaros a la happy hour y tomaros algunas copas por menos dinero. Tenéis un montón de locales chulísimos por toda la ciudad pero os recomiendo la zona del West Village, donde también encontraréis garitos con buen jazz.
26. Comer perritos y/o pretzels en los puestos callejeros
Mmmm, en serio, no dejéis de comeros un buen perrito con su cebollita y su ketchup en algunos de los carritos callejeros que encontraréis por las calles más transitadas de la ciudad. Además es una de las mejores formas de aprovechar más el tiempo. Tampoco podéis dejar de pediros, también en un puestecito de la calle, un petzel calentito con sal. A mi me encantan.
27. Ver el desfile del Día de los Veteranos.
Es lo que tiene una ciudad, que un día estás caminando y, de repente, te encuentras con el desfile de El Día de los Veteranos, que se celebra cada año el 11 de noviembre. Se honra a los militares que han servido a las fuerzas armadas estadounidenses en la guerra. Es básicamente una muestra de respeto hacia los supervivientes. Este desfile se celebra desde 1929 y participan más de 20.000 personas cada año. Primero se guardan dos minutos de silencio y a las 11 de la mañana empieza el desfile. Es, cuanto menos, pintoresco de ver.
La tarde antes de nuestra vuelta la pasamos relajándonos, e intentando recuperarnos del cansancio de esos 10 días en la Gran Manzana en uno de los mejores spas que conozco. Ya os he hablado de estos centros de relajación de lujo, porque hay varios, tanto en España como en el mundo. Os hablé de ellos aquí y aquí. El Aire Ancient Baths se encuentra en el barrio de Tribecca, en el bajo Manhattan, y sigue la línea del resto de la misma cadena: lujo, relax, comodidades, bienestar... Salimos, como en otras ocasiones, flotando. Os recomiendo mucho mimaros una tarde o una mañana después de días de tute de turismo. Lo vais a agradecer.
29. Disfrutar en Washington Square.
Es una de mis plazas favoritas de New York. Si os quedáis observando un rato veréis que empiezan a ocurrir cosas sorprendentes. Está situada en el sur de la isla de Manhattan, cerca de la Universidad de
Nueva York en el barrio de Greenwich Village. Veréis también un arco de triunfo dedicado
a George Washington.
Como os decía, para nosotros, seguramente no para todos, visitar unos estudios de TV es algo emocionante. Si os gusta también este mundillo, aunque no seáis periodistas, seguro que disfrutaréis de un tour por los estudios de la NBC, situados en el Rockefeller Plaza (en 49th Street, entre Fifth Avenue y Sixth Avenue) en Manhattan. También podéis curiosear en su shop de merchandising.
31. Pasar el puente de Brooklyn.
Nunca, nunca, nunca me cansaré de cruzar este puente que une los distritos de Manhattan y de Brooklyn. Os aconsejo cruzarlo una vez andando, despacio, sin prisa, deleitándoos con las maravillosas vistas al skyline; pero también hacedlo alguna vez en coche o en bici. Seguro que sabéis que las mejores fotos del puente las tomaréis desde abajo, al lado del famosos The River Café (en el que cenamos la segunda vez en Nueva York y nos fascinó). También os recomiendo cruzar el puente de día y de noche.
32. Comer un bagel de mantequilla de cacahuete.
Aunque me encantaría, creo que vivir en Nueva York acabaría conmigo. Me pasé los 10 días comiendo de todo lo más gordi y yankee que os podáis imaginar. Sí, también bagels con mantequilla de cacahuete. Súper rico y súper gordi ;-).
33. Visitar los puestecitos de Bryan Park y comprar recuerditos
Como os dije, pasamos una mañana genial patinando en Bryan Park y luego aprovechamos para comprar té en alguna de las tiendecitas de alrededor.
34. Las hamburguesas de Shake Shack.
Las descubrimos en nuestra segunda vez en la Gran Manzana y somos fans. Se trata de una cadena de hamburgueserías tipo McDonalds pero, a mi parecer, mucho más ricas y de calidad. Soy muy fan de sus patatas fritas en zigzag.
35. Comerte un helado en Ferrara, Little Italy.
Si te encuentras de visita por La Pequeña Italia no puedes
dejar de visitar el Café Ferrara, una de las más antiguas panaderías y cafés de
Manhattan. Inaugurada en 1892 por Enrico Scoppa y Antonio Ferrara, se trata de
un negocio familiar en el que cinco generaciones continuaron fabricando sus
productos como antaño. Además de vender café y galletas, Ferrara sirve
a sus clientes pizza, paninis, helados, postres y tortas. Suele estar bastante lleno siempre así que tened paciencia. Vale la pena.
36. Emocionaros frente a los monumentos del 11S.
Siempre que voy a NY vuelvo a ese lugar y lloro. Me gusta pasar la mano por los nombres, cerrar los ojos y desearles que, allá donde estén, se encuentren en paz. Os parecerá masoquismo, pero me gusta obligarme a recordar que uno no nace y muere con 90 años, sino que cualquier día todo puede acabar, de forma natural o por la mano de bárbaros que se creen con derecho a jugar a ser juez y verdugo según les parezca. Por eso es importante vivir cada día como si fuera el último.
37. Comer sin gluten en Le Pain Cotidien
Pues sí, se puede comer sin gluten en Nueva York y, aunque yo no soy celíaca, tengo varias amigas que sí lo son, o son intolerantes, así que Le Pain Cotidien es perfecto para tomar un rico café y un trozo de tarta gluten free.
38. Admirar el Edificio Flatiron.
Es otro de mis favoritos de la ciudad. Es un rascacielos centenario situado en Manhattan. Se encuentra en una manzana triangular, limitada al sur por la Calle 22, al oeste por la Quinta Avenida y al este por Broadway. Estas dos últimas calles confluyen delante del edificio con la Calle 23, a la altura de Madison Square.
39. Unos buenos tacos en The Corner.
Teníamos que volver a probar los ricos tacos de The Corner. Os aseguro que son de los mejores que he probado, Y bien de precio. Ya os hablé de este lugar. Es una especie de furgo con una barra pequeña, así que cruzad los dedos para que haya un huequito para sentaros. Fuera hay mesas.
40. Pasear por el High Line.
El paseo por las antiguas vías del tren es muy bonito y recomendable. Es un parque lineal de 2,33 km. en el distrito de Manhattan. que se encuentra en una sección elevada de la línea Est Side Line de la extinta compañía de ferrocarriles New York Central Railroad. Os encantará.
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